22 de mayo de 2008

Aguadilla

Foto tomada por Ivette Marie Serrano
Aguadilla
Sra. Lesbia Pérez Jiménez
Colaboración especial

¿Sabes que el año de fundación de Aguadilla es el 1775? ¿Sabías que su patrón es San Carlos Borromeo? Quizás ya sepas que el gentilicio de los habitantes de este pueblo es aguadillanos. ¿Alguna vez te has aproximado a su historia?
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El origen del nombre de Aguadilla proviene de la voz taína “Guadilla”, que significa jardín. Aguadilla posee un manantial en pleno centro urbano y por eso se le llamó: “La Villa del Ojo de Agua”. Se piensa que los navegantes bebían agua del manantial aguadillano y no de la desembocadura del río Culebrinas. El conocimiento del clima de esta área nos sugiere que esa preferencia se basó en una sencilla razón: el mes de noviembre es muy lluvioso y las aguas del río están algo turbulentas y fangosas.
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Para el año 1775, la villa se separó de Aguada para constituirse un pueblo con todas las de la ley. Durante el siglo XIX, en el año 1796, Aguadilla se convirtió en refugio de familias alemanas, españolas, francesas e italianas que aceleraron el proceso poblacional en el área. A finales del siglo XIX, se inauguró un ferrocarril que iba desde Aguadilla hasta Mayagüez. Esto contribuyó enormemente al aumento poblacional y el progreso económico en la zona.
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Casi dos décadas después, dentro del siglo XX, en el 1918, el pueblo sufrió el impacto de un terremoto que afectó severamente los edificios de la iglesia y la alcaldía. Esta tragedia fue agravada por el desarrollo de un maremoto. Para aquella época el pueblo también sufrió los embates de dos terribles huracanes. El huracán San Felipe fué el primero en cruzar por el centro del pueblo causando grandes daños. Durante la misma temporada ciclónica, pasó el huracán San Ciprián y arrasó con lo poco que quedaba en pie de la infraestructura aguadillana.
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Desde otra perspectiva, en septiembre de 1898, Aguadilla fue ocupada por el ejército estadounidense y para el año 1940, se convirtió en el hogar de la base militar Ramey. Durante la llamada Guerra Fría esta base era la instalación aérea más importante de Estados Unidos. Más adelante, en el año 1972, se suscitaron recortes presupuestarios en Washington que dictaron el cierre de la base. Hoy día sólo una pequeña parte de la instalación militar es utilizada por la Guardia Costanera.
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Durante décadas, la economía aguadillana fue primordialmente agrícola y dependían del comercio de mercancías de consumo diario y la pesca. Actualmente, es un pueblo con una economía en la que predominan mayormente los comercios y las industrias. Sin embargo, Aguadilla posee otro factor económico muy importante: el turismo. No olvidemos que sus hermosas playas son favorecidas por los amantes de las tablas hawaianas. Además, Aguadilla cuenta con muchísimos lugares de interés como lo son el balneario Crash Boat, la playa del Antiguo Faro Punta Borinquen (construido en el 1889). Además posee la Antigua Base Ramey, el Parque Acuático Las Cascadas, el Parterre, el parque Colón, la pista de patinaje sobre hielo, la bolera, entre otros.
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Aguadilla es una ciudad con muchas celebraciones populares, entre las cuales se destacan: el Velorio de Reyes en el mes de enero, las Fiestas de San Antonio en abril, el Festival Playero en junio y el Festival de la Virgen del Carmen en el mes de octubre. Asimismo, celebran anualmente en noviembre las Fiestas Patronales en honor a San Carlos Borromeo.
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Este pueblo es cuna de hombres y mujeres ilustres, entre ellos se destaca María Bibiana Benítez, la primera poetiza de Puerto Rico, quien fue tía abuela del insigne José Gautier Benítez. También, reconocemos como glorias de Aguadilla a la familia Figueroa que se dedicó en cuerpo y alma a la música clásica. En el deporte recordamos al pelotero Canena Márquez, que en conmemoración a su talento y ejecutorias el estadio municipal lleva su nombre. Otro famoso aguadillano es el célebre Manuel Méndez Ballester, gran escritor que enaltece las raíces culturales y nuestra idiosincrasia. A este grupo incorporo al médico, ensayista, historiador, educador e investigador, Agustín Stahl y al gran poeta, José de Diego. Este último se destacó como abogado, orador y político. De Diego, fue denominado como el “Caballero de la Raza”, un indoblegable defensor de la independencia de Puerto Rico. Para finalizar, recordemos al “Insigne Jíbaro”, Rafael Hernández, uno de los más importantes compositores del siglo XX, no sólo en Puerto Rico, sino que su éxito abarcó toda Latinoamérica. El acostumbraba expresar su inconformidad con la pobreza que vivía el campesino puertorriqueño a través de sus composiciones. Entre los temas más conocidos destaco a: Preciosa, Lamento Borincano, Campanitas de Cristal, Silencio, Perfume de Gardenias, Capullito de Alelí.
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El pueblo de Aguadilla alberga de innumerables bellezas naturales y arquitectónicas. Por lo tanto, los invito a explorar su historia, progreso y sus glorias. Estudiemos más sobre la majestuosidad cultural que encierra el pueblo que le dio la espalda al mar.

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